lunes, 22 de junio de 2015

SINDROME CAFETERO... PETICIONES AL GOBIERNO

He escrito poco, porque lo que se avanza en el campo es nada; y por ende las publicaciones pasadas realizadas por mi, aún son pertinentes. No obstante estar clara mi posición sobre el café, en mi publicación del 26 de abril del año pasado: http://juancarlosarbelaezleon.blogspot.com/2014/04/politica-cafetera-de-nuevo-paro-agrario.html Creo que es oportuno pronunciarme sobre las recientes peticiones que le hace la Unidad Cafetera al Gobierno de Colombia:
1) aumento del precio interno del café;
2) la condonación de las deudas;
3) la vigencia de las instituciones cafeteras y
4) debida atención del Estado al problema de la broca.
pues estos cuatro puntos adolecen de un sindrome preocupante que exige una reflexión sobre cada una de ellas:

1) El Gobierno no puede subir los precios del cafe por decreto. El gobierno si puede hacer subsidios o pactar franjas de precios en los cuales puede intervenir en el mercado, pero todo ello es inocuo. Los precios de los productos se lograrán subir en el mercado interno y en el internacional, de verdad, cuando pasemos a darle valor agregado al café de nuestras fincas, considerandolas una empresa. El café es como el vino. ¿Que sería de los franceses o españoles antes y de los Chilenos o Californianos si hubiesen exportado sus uvas a Inglaterra y hubiesen dejado que empresas industriales y comerciales se apoderaran de la materia prima y la transformaran a su amaño? ... Nosotros seguimos en un esquema del negocio cafetero colonial y pretendemos no estar jodidos.

Es hora de impulsar decididamente el desarrollo del valor agregado, promover las marcas individuales o de territorio articulando a pequeños productores de veredas o subregiones, potencializando las diferencias de sabor que se dan por los microclimas, variedades y formas de explotación.

No se trata de pedirle más protección al Estado, se trata por el contrario de solicitarle a este "ente", que no intervenga más, que libere al mercado del café de las decisiones burocráticas, para permitir que empresas cafeteras pequeñas y medianas avancen y se desarrollen a partir de la diferenciación por calidad y/o por características especiales. El Estado debe exonerar de impuestos y trabas a las empresas cafeteras, facilitando su creación y desarrollo.

2) El Gobierno no puede condonar deudas año a año, puede en determinadas situaciones coyunturales, facilitar la refinanciación, pero no puede seguir propiciando un circulo vicioso: al estimular el endeudamiento de los campesinos y los productores para adquirir los mismos bienes y servicios que los tienen quebrados hoy.

Pueden reestructurar lo que quieran e incluso perdonar, pero al cabo de un poco tiempo la situación financiera volverá a lo mismo, es decir a ser insostenible.

Antes de pensar en condonaciones o reestructuraciones, se debe pensar desde el Gobierno en caminos y carreteras veredales de primer nivel, en bajar los impuestos y el valor de la gasolina para los productores agrícolas. Situaciones estas que si controla el "ente" y que con dichas medidas además de la seguridad, si provocará soluciones estructurales.

3) La vigencia de instituciones cafeteras que tienen quebrado al sector y que sirvieron para gastarse las bonanzas pasada, se acerca al sindrome de Estocolmo, mediante el cual el secuestrado llega al absurdo de amar a su secuestrador.

Las instituciones deben renovarse para favorecer verdaderamente al productor y al empresario, desburocratizarse y liberar el mercado del valor agregado. No pueden existir todavía señores con prerrogativas especiales sobre la comercialización. Esa prerrogativa es del productor y del empresario del café.

No solo democratizar los comités, sino redefinirlos, antes que perpetuarlos, debería ser la consigna.

4) La debida atención del Estado al problema de la broca, es impulsar la producción orgánica o biológica; prohibir el veneno que aplican a diestra y siniestra a diario en las montañas colombianas, el cual tiene con broca al 72% de los cultivos y llevará a que el 100% caiga bajo su plaga.

Se ha llevado la situación a tal descompensación biológica, que la broca hoy es una plaga incontrolable. No solo se envenenan los insectos benéficos, sino también las aguas y a toda la rica y bella fauna de las zonas cafeteras.

Con agricultura orgánica y control biológico, se recuperaría el equilibrio biodiverso y se controlarían los insectos, desde la inteligencia y la armonía, en vez de la destrucción y la muerte. Resulta paradójico que se prohiban riegos tóxicos en unas actividades y se toleren otros, incluso de mayor capacidad venenosa, para tratar de sostener lo insostenible en un alimento.

Señores del Gobierno escuchen a los campesinos y productores, pero no les hagan caso a sus peticiones!!! Analicen la grave situación y provoquen cambios estructurales que realmente nos lleven a recuperar la riqueza cafetera en nuestras montañas.

Saludos Fraternos a todos mis amigos cafeteros.

JUAN CARLOS ARBELAEZ LEON