viernes, 31 de octubre de 2008

UNA COSMOVISION PARA NUESTROS TIEMPOS

Quienes vivimos en Colombia, por estos días nos hemos encontrado con un movimiento “exótico”. La Marcha Indígena. ¿Qué pasa en realidad? ¿Qué solicitan los nativos descendientes de los moradores ancestrales de estas tierras? Muchos despistados incluso se pueden sorprender ¿pero como así que indígenas en Colombia, esos no son de Ecuador, Peru y Bolivia? ¿Qué hacer?

En los próximos días, el Señor Presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, se reunirá con ellos en el Cauca, zona donde éstos son mayoría. El actual gobierno Colombiano ha expresado que el problema con los indígenas proviene de dos compromisos anteriores a su mandato, los cuales fueron incumplidos, uno de esos compromisos se derivó de la Masacre del Nilo en 1991, a partir del cual el Estado Colombiano quedó comprometido con ellos a adquirir 15.663 hectáreas y otro compromiso se fundamenta en un decreto de 1999 según el cual se creo la obligación de adquirir 8.000 hectáreas.

Del primer compromiso se han cumplido según el Gobierno Colombiano 11.866 hectáreas faltando tan “solo” 3.796 hectáreas, para lo cual propone comprar este año 2.000 hectáreas y el año entrante 1.796 hectáreas.

Del segundo compromiso se han adquirido 4.673 hectáreas y se están titulando 7.648 hectáreas, se tiene planeado adquirir 1.000 hectáreas en Caldoso Cauca, lo cual ha sido complejo según el Gobierno por el alto valor de la tierra en esa zona.

Además el gobierno considera totalmente injustificadas las otras posiciones de los indígenas al pretender derogar el estatuto del agro y oponerse al TLC con los Estados Unidos de Norteamérica. Reitera el Gobierno nacional que se están haciendo grandes esfuerzos por cumplir con los compromisos pasados pero se opone a la visión de los nativos sobre el agro y el TLC, descalificando sus criticas.

En Colombia según estudios del propio Estado Colombiano habitan los siguientes indígenas: los nasa (paéz) con 96.165 personas, residentes en su inmensa mayoría en el Departamento del Cauca; los wayuu con cerca de 94.000 miembros, residentes en La Guajira; los embera un poco más de 50.000 ubicados en su mayoría en Chocó, Antioquia, Caldas y Risaralda; los quillasinga en Nariño con 45.600 individuos; los senú en Córdoba con cerca de 39.000 personas y los sikuani repartidos en la Orinoquia y la Amazonia con cerca de 20.500 personas. Otros grupos aún numerosos (entre 10.000 y 18.000 miembros) son los yanaconas, guambianos, ingas, cañamomos, awa (kwaiker) arhuacos, koguis y coyaimas. Hay 21 grupos menores con poblaciones entre 1.000 y 7.000 habitantes. Por último hay 46 grupos étnicos con poblaciones inferiores a las 1.000 personas.

Las comunidades indígenas fueron reconocidas dignamente por la Constitución del 91 y el decreto 2164 de 1995 reguló los cabildos indígenas. Los avances jurídicos y el reconocimiento indígena según el Gobierno Colombiano, ha sido satisfactorio.

Pero veamos profundamente el asunto, veamos el comienzo del choque de las dos culturas, la centro europea y la de los habitantes de la actual América. Un buen ejemplo de ello, fue lo acaecido cuando en la península de Yucatán según las profecías de los Nativos, ese año volvería Quetzalcoatl, el señor creador, el señor del viento, de las artes y del maíz, cuyo color emblemático era el negro. Pero ese año llegaron los Españoles y lo hicieron un viernes santo, por lo que todos vestían de negro. Efectivamente llego el señor de señores, llego el nuevo Adan, llegó Jesús, pero llegó mal acompañado, llegaron con él los fariseos, escribas y ladrones de esa época y además llegaron con un plan diferente al verdaderamente cristiano. La confusión fue terrible, más cuando empezaron los nativos a observar que la mayoría de los europeos no se comportaban digna, ni éticamente, sino que por el contrario, la mayoría eran desenfrenadamente violentos y no respetaban los pactos ni el honor en las luchas.

La lógica europea de vencer por medio de la aniquilación, la humillación y la barbarie violenta fue un primer gran golpe a la lógica nativa de las tierras que luego se llamaron América. Los nativos no peleaban en sus guerras hasta aniquilarse sino tan solo hasta demostrar quien era el mas fuerte, por eso cuando observaron en sus primeros enfrentamientos con los europeos, que estos no se limitaban a doblegar al enemigo, sino que además lo amputaban, destrozaban y remataban, valiéndose de cualquier medio, irrespetando incluso los pactos y acuerdos realizados, comprendieron que no se trataba de ningunos seres superiores (todavía, tristemente, algunos despistados se creen superiores, incluso algunos mestizos casi blancos así se consideran).

Ese choque de culturas le representó a Europa obtener inmensas riquezas materiales, culturales y alimenticias, las cuales no fueron negociadas ni canjeadas, sino usurpadas, robadas y esquilmadas. Además le representó a Europa un avance no solo material sino también humano-espiritual. El buen salvaje observado por algunos monjes e intelectuales, hizo reflexionar a Europa y los llevo a producir ideas como las de Rousseau (ya sabemos todo lo que produjo en Europa Rousseau). Se dieron cuenta que el hombre era bueno por naturaleza y que era la sociedad la que lo corrompía. Este pensamiento trasformó inmensamente a Europa, tanto como lo pudo haber hecho el oro y la patata americana, permitiendo que se desarrollaran en su seno pensadores y pensamientos que aunque olvidados antes, hoy cobran gran fuerza.

Paradójicamente ese choque cultural, para los nativos americanos les representó muerte, destrucción, pobreza, enfermedades y catástrofe. Pero ¿porque? La respuesta es que todo obedecía a un plan (no divino) de extensión de la nueva cultura Europea, de extensión del positivismo y sus nuevas ciencias, de extensión del materialismo imperante. Ese plan iba en contra de civilizaciones que comprendían el mundo de las ideas sin haber tenido en su seno a Platón, en contra de quienes vivían armónicamente con la madre tierra sin contar con los naturalistas, en contra de quienes comprendían el cosmos y el universo sin necesidad de haber convivido con Claudio Ptolomeo y sin tener un telescopio, en contra de seres extremadamente espirituales y que amaban a su prójimo sin haber tenido que recibir a Jesús. Todo ello lo llevaban en su interior, en sus genes, en su alma, en su espíritu y en su cosmovisión, por eso el renacimiento positivista materialista los tenia que minimizar y derrotar.

Entonces mientras Europa y su civilización avanzó hasta cumbres insospechadas incluso por sus reyezuelos de la edad media, por el contrario América declinó y se convirtió en un simple remedo o mala copia de la civilización dominadora y dominante.

Podemos empezar entonces a entender el porque del levantamiento de los indígenas colombianos y americanos. La grave situación social, económica y política a la que nos llevó el renacimiento, positivista, materialista triunfante del siglo XV, la cual los ha llevado a ellos (a los indígenas) a levantarse y nos debe llevar a nosotros a comprenderlos para que construyamos armónicamente con ellos una fusión creadora que reconozca que en donde estaba Quetzalcoatl, estaba Jesús, y que nos permita hacer la tarea humana y divina que debimos haber hecho hace cinco siglos, cuando nos encontramos, intercambiando, compartiendo, cediendo y respetando. Con ello refundaremos por fin, en este continente mágico ubicado en medio de Europa y Asia, una sociedad apoyada en los valores espirituales, cósmicos, ecológicos y solidarios.

Pidámosle primero que todo perdón a nuestros hermanos (a nuestros hermanos mayores según los Koguis) y luego observemos con detenimiento sus propuestas, plasmadas en múltiples congresos, mingas, convites y consejos, los cuales por estos días, cercanos a la fecha cósmica de cambio reconocida por lo mayas, se han vuelto más vehementes. Para así construir un mundo mejor para la humanidad.

Esa es la trascendental tarea que tiene el Presidente Uribe, que tenemos todos los colombianos y todos los americanos en nuestras manos. No es simplemente ajustar las hectariecitas que faltan, ni explicarles los “beneficios” del TLC, ni de los biocombustibles ni de la revolución verde a nuestros hermanos indígenas, menos comentándoles que hemos hecho “ingentes” esfuerzos para comprender su extraña cosmovisión y que de ahora en adelante los dejáremos en paz para que hagan lo que puedan en sus tierritas.

¡NO COLOMBIANOS, NO AMERICANOS! Lo que debemos hacer es integrarlos y acoger su cosmovisión y sus ideas espirituales, cósmicas, ecológicas, solidarias y de poder, para fusionarlas con las nuestras aprendidas desde 1492 y también con las de muchos europeos que han reencontrado el camino, con el fin de construir una sociedad mestiza mejor, más humana y centrada, que le sirva de guía a toda la humanidad en tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo.

Debemos acoger parte de la cosmovisión indígena para comprender mejor el cosmos, y así poder explorar en nuestro interior las verdades espirituales e ideales fundamentales a partir de las cuales debemos emprender la nueva marcha, todos, sin odios, sin culpa y sin rencor.
Han sido muchas las proclamas indígenas por estos días, que no solo les competen a ellos sino a la humanidad toda, vemos como en el Primer Congreso Intercultural de los Pueblos Indígenas «Cosmovisiones Indígenas: Revalorización Cultural y Desarrollo Sostenible» se concluye que:

  1. El modelo de desarrollo de la modernidad está en crisis.
  2. El territorio debe ser reconocido como fuente de vida.
  3. El desarrollo debe ser sostenible con conciencia comunitaria, aplicando las prácticas y costumbres ancestrales.
  4. Es necesario un registro e inventario de la flora, fauna y conocimientos de cada pueblo indígena americano.
  5. Se deben crear mejores y mayores espacios y mecanismos de participación.
  6. Los proyectos de desarrollo deben tener una perspectiva y análisis acorde con la realidad local.
  7. Se debe fomentar el respeto de los derechos de los pueblos indígenas.
  8. Se deben buscar soluciones a los conflictos de las comunidades indígenas para la creación de objetivos comunes y fuertes.
  9. La sostenibilidad está intrínsecamente relacionada a la educación, capacitación y la revalorización de la sabiduría local, la capacitación e interaprendizaje de nuevos conceptos y criterios, el uso de tecnologías de comunicación y su consiguiente aplicación a los problemas que aquejan a la sociedad actual.
  10. La revalorización de prácticas culturales ancestrales contribuirá con la sostenibilidad ecológica, social, cultural y económica.

A partir de estas conclusiones el congreso indígena propone para el desarrollo que:
a) se incluyan las razones ecológicas en el orden propuesto;
b) la propuesta de calidad de vida sea intercultural y que aproveche los conocimientos y energías de todos los pueblos, ejercitando el perspectivismo, sin caer en el relativismo;
c) la idea de poder que ha dominado a la modernidad se modifique pues el poder político – económico implica disponer de cosas y personas, lo cual es inútil para la regulación de un orden sistémico, el cual tiene que reproducir el todo y necesita regular en vez de dominar, pues dominar resulta ser más bien un abuso del poder y, por otro lado, el saber hacer y regular es un saber insertarse en los ciclos de energía, que finalmente representan mucho más poder;
d) la gran tarea de la humanidad es sostener el sistema de vida del planeta y es justo, en relación con este propósito, que la propuesta de desarrollo indígena cobra sentido y debe ser parte de toda estrategia de conservación.
e) se debe equilibrar la cultura económica de mercado con la cultura altruista, manifiesta en los valores de una cosmovisión indígena que ilustran la reciprocidad y la equidad como formas de organización internas de la sociedad y de la sociedad con su medio.

Para poder cumplir este reto, nosotros los Colombianos contamos con los Koguis, con nuestros hermanos mayores, podemos con ellos y a través de ellos alcanzar el perdón, la redención y una cosmovisión integral que nos permita producir sin destruir, que nos permita estar ordenados sin poderes de sumisión, y que nos permita entender el mundo espiritual.

Invite Señor Presidente Uribe a los Kogui, a los guardianes de la Sierra, a los protectores de la puerta de América, a las reuniones con los indígenas, invitemoslos todos, para que con sus luces y consejos podamos construir por fin una Colombia en paz.

Definamos una agenda común de trabajo que supere las minucias de lado y lado para trabajar juntos en la producción ecológica, en la economía fraternal y en la creación de nuevas formas de relaciones interpersonales. Definamos una bitácora común en la que se recojan todos los saberes ancestrales indígenas y se fusionen y empalmen con muchos de los saberes compatibles de occidente, los cuales han superado el positivismo y el materialismo; solo así la vida y el amor triunfarán y estas marchas serán recordadas como los movimientos que propiciaron el reencuentro de las culturas y la construcción de un nuevo mundo, pendiente desde hace mas de 500 años.

JCAL